domingo, diciembre 17, 2006

Dios del sexo

Lo conoci un domingo de tedio seguro. Estaba en casa, aburrido, como yo, en domingo a las 9 de la mañana. Yo apenas había aprendido a patinar, a mis 30, y él había patinado muchas veces en Manhattan, sobrio o en éxtasy. Era la droga de la época.

Después conoci a su pareja. Era un gran amigo de mi mejor amigo. La expareja sufrió cuando rompieron.

Yo no busco una pareja que sea Dios del Sexo. Yo soy alguien más simple: no busco pareja.

sábado, diciembre 09, 2006

Michel, moi et le silence

Michel visita México 6 años después que lo conocí en París. Le ofrezco quedarse en mi departamento. Seis años antes, en ese estado de ausencia emocional que me confirió la ingesta de Seropram, viajé con él a Amsterdam y dormimos juntos por 4 días. S;olo habíamos salido una vez antes a los bares del Marais. Fue la oportunidad de tener un amante frencés, de 45, experto en Surrealismo y dueño de su propia editorial.

La primera noche que cenamos juntos en México sugirió que deberíamos repetir la experiencia del verano de hacía 6 años. Yo le respondí que eso no sería posible pues ya había salido del estado de ensimismamiento existencial cuando personas como él me eran aceptables. Guardó silencio pero minutos más tarde habló de la diferencia del espíritu entre su generación y la mía. El había participado en el 68 francés. Yo sólo tenía atole en las venas. El tenía conciencia de la solidaridad social y espíritu comunitario. Yo era un aprendiz de budista aburrido.

La siguiente noche yo salí a andar en bicicleta al Bosque de Chapultepec, viernes en la noche, para relajarme del estrés laboral y tener energía para salir de bares con él. Una jauría de perros rabiosos me atacó en el patio del Museo Tamayo. Llegué a casa con la pierna derecha bañada en sangre. Me urgía ir al hospital en pos de las vacunas antitetánica y antirrábica. Michel despertó cuando abrí la puerta. Preguntó si ya era hora de ir al bar. Le expliqué que prefería ir al hospital a atenderme que acompañarlo. Salí al hospital y él al bar. Tres bien!

La enfermera que me atendió en la clínica cuya mayor clientela era la policía de la ciudad dijo que era un cobarde. Era la sala de urgencias y su clientela regular eran policías heridos. Volví cojeando a casa. Al entrar había rastros del perfume de viejo que usaba Michael. Dos semanas después fui a Francia y me quedé en su apartamento mientras el usaba el mío en Ciudad de México. Vi de nuevo la alfombra desgastada de su recámara. Olí otra vez el orin de gato que permeaba el edificio desde las escaleras hasta la cocina y el baño. Después supe que tenía un amante joven y marroquí al que mantenía. Yo nada mantuve. Nada.

miércoles, diciembre 06, 2006

¡100 % wash & wear!

Ninguna ropa me satisface cuando me la veo puesta en el espejo. A esta falda negra con medias rosas que compré en Tokio ninguna blusa le combina. Además, será noche de luna llena en otoño y eso es señal para estrenar prendas. Debería ir de compras pero no hay dinero para pagarlas. La mota se acaba y hay que pagar al díler que la traerá. Mejor pacheca que bien vestida. Pero hay otra opción. Le diré a Raymundo que me acompañe a El Nuevo Mundo. Tiene pinta de wey desesperado y eso llamará la atención de los vigilantes de la tienda. Ajá. Seguro está aburrido y pacheco, as always.

Listo, vamos sobre la esquina de 16 de Septiembre e Isabel La Católica. Aún me siento nerviosa. Que bueno que me callé la boca y no le he contado nada aún a este wey. Todavía titubea al sentirse pacheco caminando entre la gente. Ya aprenderá. Algún día se le templarán los nervios. Bueno, que digo. Yo también estoy nerviosa. Mira que hicimos un trabajo chingón pero nunca faltan los perreos. Misión cumplida, no obstante. Fue una chinga buscar a la gente, proponerles la idea, darle seguimiento. La Ramírez se portó poca madre, as always. Que bien tener un cómplice al que no le hagan mella mis filosos destellos de Ego. Hoy es noche de luna llena en octubre. Bien, el color del vestido deberá combinar con ese evento astronómico y el tono del coctel. Galería de la Roma, nombres vistosos en el catálogo. No está mal. Lo hecho bien hecho está.

- ¿Qué tal se me ve este vestido? ¿De qué color crees que deba usar las medias? Ah, déjame decirte que no pienso pagarlo, así que cuando te diga ¡Corre! te diriges hacia la salida de Venustiano Carranza y pase lo que pase, dices que venías solo ¿OK? Y no te pongas nervioso. Ya verás como se te baja la pacheca.

Bien, el plan inicia. Me enredo el vestido en el antebrazo derecho y digo a Raymundo que corra. Yo me dirijo a paso apresurado hacia la salida de 5 de Febrero ¡Muy bien! El policía lo sigue a él. Un taxi vacío ¡Excelente timing! ¡Ja! La policía ha detenido a Raymundo. Todo saldrá bien.

- Hola Teresa ¡Qué bueno que llegaste! ¡Tu instalación quedó megachida! No la había visto. Tuve que irme a casa de La Ramírez a dormir, bañarme y a cambiarme de ropa ¿Qué tal se me ve el vestido? ¿Verdad que me combina muy bien? Es de El Nuevo Mundo. ¡100 % wash & wear!

lunes, diciembre 04, 2006

Uno

Uno es energía. No crea ni se destruye, sólo se transforma.

Yo soy energía. Prana. Entro por las fosas nasales de todas las personas del mundo que voy a relatarte. Me asimilo en ellos y miro en sus ojos internos. Me interno en sus cuerpos, recorro sus canales. A veces fluyo ligero; otras veces, las más, me estanco en callejones sin salida aparente. Me transformo en algo similar a las aguas turbias de las presas artificiales. Soy jaquecas y colitis, deseo insatisfecho y tedio entre otras múltiples formas de la emoción en desequilibrio. Sus consciencias tienen huecos y me cuelo en ellas. Les atisbo.

Una vez conocí a un niño que jugaba a ver el mundo a través de los ojos de los otros. Se preguntaba ¿Seguiría siendo el mismo desde esos otros ojos? Entonces imaginaba ser esa persona.

Uno entra como prana al cuerpo de los otros y se posa en los ojos internos. Uno practica como ejercicio el juego de ese niño que fui. Salgo y lo escribo. Como apana.

Apanaprana