domingo, febrero 24, 2008

Desafío


No quiero dormir.

Es una batalla por tener los ojos abiertos. Me gusta la inspiración de este momento en la noche de sábado:
música,
baile,
relámpagos dormidos que despiertan
vampiros del pensamiento,
duendes de la sensación:
alerta

Abiertos

sábado, febrero 23, 2008

Historia del Bioterror-2


Amaba a la Ciudad de México. A pesar de volver cada que podía a su tierra natal y contemplaba los picos escarpados del Cerro de la Silla, picos que desde niño le habían alentado a mirar a lo alto, reconocía que su vida por más de dieciséis años en la Ciudad de México le había marcado y que era chilango, no un regiomontano que vive en ella. Tenía el talento para imitar acentos extranjeros y su habla era una mezcolanza de los mismos. Desde muy recién llegado se había dado cuenta del recelo del chilango hacia el regio y habia preferido no llamar la atención. Estrategia de sobrevivencia, pues tampoco traía consigo la pretensión de ser egresado del Tec sino ingresar en el sistema educativo de Ciudad de México y ser uno más cuya identidad se mezclara entre las múltiples identidades de la urbe, cuya historia no supiera nadie; fundirse en una ciudad en la que nadie se empeñara en recordarle de donde venía y mantener sus costumbres. No había acento regio en sus palabras, ni una reminiscencia en el vestir. Era uno más, moreno claro, mestizo de esa generación profesionista, abierta y mundana que se ha sicoanalizado.

Amaba a la Ciudad de México a la manera en que se la concebía a si mismo: no más de cinco barriadas, no más de 3 centros comerciales, no más de 4 grandes avenidas de referencia que englobaban el circuito donde su vida como adulto se desenvolvía: la Roma, Condesa, Polanco, Narvarte, del Valle, Cuauhtémoc, un poco San Rafael y otro poco Escandón. No más. Tras saberse infectado y mientras el proceso de pronóstico sucedía, le dio por caminar por las noches y su universo urbano se redujo aún más. La Roma era el escenario de dichas correrías.

Comenzó a reconocer calles y rutas, árboles y retruécanos en las banquetas destrozadas. Tramos oscuros, paseos de homosexuales y sus mascotas, recorridos del gimnasio al metro de los otros homosexuales que sólo son población flotante de la zona. Sus pensamientos no estaban en los encuentros, no por ahora, sino en recordar a aquellos amantes que recibió en su recámara, o las recámaras que visitó. Se preguntaba en qué momento, en qué lugar, con qué amante habría sido la infección. No como una búsqueda de culpable sino como para elucidar si podría establecer una suerte de temporada o fecha que celebrar.

Mente esotérica, alma chilanga, se repetía. Poesía pagana:

Alientos que entran y se van
velas desplegadas ahora
arena en deposición después
el calor vacío de las madrugadas deja en los labios
sal, humor, sed.

Silencios remanentes en las sábanas
el jabón arrasa esas memorias
vellos rizados cuando el agua se desaloja en la lavadora
vellos de quiénes, de cuántos,
¿qué queda en la memoria?


miércoles, febrero 20, 2008

Tiempo de eclipse

En este momento sucede un eclipse de luna, al cual extrañamente los medios le han dado mucha importancia y yo, seguidor de fechas de índole esotérica, aún no ¿Será que mi percepción está alterada por los medicamentos? ¿O que en ese trance de adicción al trabajo que me aleja de mi enfermedad no hay oportunidad para la magia? He solicitado un masaje, sin intención previa, e iniciará cuando se aproxime el clímax del eclipse. El masajiste dice que "las personas están emocionalmente más sensibles" en ese tiempo y quiero experimentar con ello. Es posible que guarde angustia dentro de mi en este tiempo nuevo de antirretrovirales.

Hoy hice un viaje relámpago a Irapuato y no pude dejar de pensar en esos dos años que viví en un entorno con aire relativamente limpio y agua dura, aislado dentro de mi. Fue un viaje duro. Disfruté de la sombra al aire libre y del aire previo a la primavera de nuevo y volveré en semana y media. Intuyo que durante el hastío del viaje y en el fastidio de esta noche, mi mente está reorganizándose y preparándose para el futuro inmediato después del eclipse.

He fumado mota. En lugar de ser un alivio ha intensificado mis sensaciones contradictorias. Eah, no le temo al estado. Buen punto de inicio para el masaje -y para este tiempo de renovación de luna y tierra-.

sábado, febrero 16, 2008

Cuento del bioterror-1


Cuenta la historia que el hombre vivía aislado desde hacía años. De casa al trabajo, del trabajo a la casa, eventualmente en el cine y mucho, pero mucho internet en el departamento que habitaba en la Colonia Roma. Se le veía poco en la calle del barrio, sólo para hacer las compras en el supermercado de la cuadra sin saludar a las cajeras, quienes sólo se miraban una a la otra cuando llegaba el turno de cobrarle, a ése " que parece robot", decían.

Nadie sabía de las visitas que recibía, pues en el ediicio se aojaban 14 departamentos, la mayoría habitados por personas solas, la mayoría habitados por homosexuales de mediana edad como él, la mayoría de ellos hombres grises entre semana y de cierto brillo las noches de los sábados, todos excepto él. Y las visitas de todos ellos se confundían al entrar y al salir, al subir y bajar de las escaleras y es probable que entre los mismos visitantes se conocieran de reojo, que un visitante conociera más de un departamento del edificio, que más de uno los conociera a todos. Ligues de internet en una colonia que es una ciudad dentro de la megalópolis.

Nuestro hombre era amante de la naturaleza, declaraba en el perfil de una red social gay de internet. Aficionado al sexo intenso, abierto a las drogas (mota, a veces coca) y sin prejuicio a los poppers y al uso eventual del viagra, declaraba. Usuario de juguetes mas no de ropa de cuero. Mediana edad, 32, mediana estatura; mando medio en su empleo, empresa de mediano tamaño, clase media homosexual de la Ciudad de México. En la foto del perfil aparecía vestido con ropa de explorador sobre unas rocas del desierto.

Nuestro hombre del relato no era hombre de alguno, sino de muchos. Citas casi a diario, salidas a los baños públicos en fin de semana, mucho incienso se desprendía de la ventana de su recámara, olor que se mezclaba con el del patchoulí, jazmín, lavanda, ámbar que se desprendía de las salas y recámaras de los otros homosexuales del edificio de departamentos de paredes lo suficientemente gruesas para apagar los sonidos que se producían en los encuentros. Alguna vez cada 3 meses nuestro hombre tomaba su auto y enfilaba fuera de la ciudad, hacia el bosque o la llanura. Se hospedaba en hoteles baratos, acompañado de algún mancebo más joven a quien pagaba los gastos del paseo y volvía, tostado por el sol, empolvado, después del mediodía del domingo sin que nadie hubiera llamado a su casa ni perro alguno le hubiera extrañado. Venía el lunes y se enfundaba en sus trajes oscuros y así le transcurría la vida, de casa al trabajo, de hombre en hombre, de sueño en sueño mientras la música se acumulaba en el disco duro de la laptop que dormía junto a él. Laptop que desprendía canciones para el sexo, para las noches de insomnio o para las siestas del fin de semana. Música selecta de su tiempo: trip hop, electrónica, downtempo. Mas en el fondo de su iTunes había un playlist reservado a quien consideraba la autora de los soundtracks más influyentes en su vida: Bjork.






Efecto secundario



Este clip fue grabado en el departamento de David hace dos semanas, bajo los efectos del vino tinto, la mariguana, el LSD y el mezcal.

Nos reuníamos de vez en cuando para escuchar música y bailar. Yo, ya bajo el efecto de las drogas, hacía clips con mi celular.

Hace 3 o 4 años que hacemos esto. David se inició en las drogas cuando lo conocí y nos hemos hecho grandes amigos. Hemos compartido grandes viajes en los que siempre la música y la mariguana son elementos esenciales. Hemos compartido amantes, cual es entre los verdaderos amigos, pero nunca hemos tenido sexo (aunque una vez le di un masaje).

En mi página de youtube, www.youtube.com/mrvarig, hay varios ejemplos de esas veladas de sábado a domingo. Incluso yo venía de Irapuato a pasar noches sabatinas en ese jolgorio vivificante, energizador. Me considero un bailarín bastante heterodoxo y bastante bueno en mi estilo. El baile me regenera, me reconecta todo y soy uno solo, sentidos, cuerpo, mente, intuición e imaginación cuando bailo.

Fue en la noche en que grabé el clip anexo cuando fui formalizando el cuento del bioterrorista que seguirá a continuación.

Relámpago contenido

Me convierto en alguien que practica Yoga los sábados en la sala de su casa. No escucho música new age en esos momentos, sino gótico, electrónico o rock de estos tiempos. Recién ha que descubrí last fm en internet y mis tags favoritos para escuchar secuencias musicales son Schubert, Ryuichi Sakamoto, downtempo, Michael Nyman y yoga, entre otros. Redescubrí a Popol Vuh, recordé a Tangerine Dream y ahora se que existe música maravillosa disponible vía internet, más allá de las limitaciones de las estaciones de radio convencional. Y estoy creando mi propia lista de temas que será una nueva estación de radio, o mas bien, ya lo es.

El mundo ha cambiado desde que era niño y mucho. Antes no me daba cuenta y seguía viviendo en el mismo esquema en que fui criado, o el que me fui construyendo como emigrante a la Ciudad de México. Esquemas moldeados por prejuicios, pero ¿quén vive sin prejuicios? Ahora me pregunto si alguien podría arrojar la primera piedra.

Me volví un ente aislado dada mi incapacidad para convivir con los otros y también por mi intolerancia a la ausencia de espacios verdaderos para el juego y la discusión. Mis excesos de libertad molestaron a muchos de mis coetáneos y por ello soy un anacoreta, condición que se reforzó durante mi estadia en Irapuato. Pero no un anacoreta encerrado en una cueva o parado sobre una columna, sino un anacoreta sibarita aunque poco mundano, libidinoso y poliándrico. Mis blogs se gestaron en Irapuato como una opción para ser público. Un amigo me ha recordado, vía un correo electrónico, que alguien lee este blog y no es mi cuaderno de la recámara. Buena señal para no caer en el ostracismo de lo escrito y declarado.

Le voyage acide



Después de tántos años de mover el abanico, no me asustan los efectos secundarios de los ARV sobre el sistema nervioso central. Tantos años de torcer el cuerpo y practicar posturas de Yoga, de tener noción de la respiración, de saber distinguir tonos de realidad que ¿me la estoy pasando mal? No. Todo es una exploración en un nuevo viaje al que muchos años temí.

Tengo boleto en un viaje de primera clase, el mejor boleto que pude conseguir. Quizá me molesta el hecho de no poder bañarme a gusto hoy por la herida de la biopsia que tengo en la pierna, pero no hay necesidad, hoy por hoy, de tal baño. Puedo estar en casa leyendo, recostado, bebiendo agua, navegando en internet, rascándome la panza, tirado... un fin de semana inusual, el primero inmerso en el coctel de ARV.

Viaje ácido del pasado ¿qué viajes me depara el porvenir?


sábado, febrero 09, 2008

sometimes




Algunas veces pienso que el final está cerca, que en mi práctica de Yoga he llegado al punto en que ya sé cuándo ocurrirá mi muerte, sin precisión, pero al menos sé en qué tiempo será. A veces creo que está cerca, sobre todo cuando veo esta fotografía que de forma inconsciente tomé el pasado enero en Malinalco, en ese viaje en que até un listón rojo y uno negro a mi tobillo derecho.

Por mi cabeza pasan relámpagos y aparecen señales. Algunos eventos coinciden, se resimbolizan conceptos o se materializan. A veces me da pánico.

En una semana ya estaré bajo la influencia de los medicamentos. Mis fines de semana serán distintos. Mi vida habrá cambiado.

Entonces aparecerán los cuentos.


lunes, febrero 04, 2008

Tuve una novia intelectuala


La forma en que me tocaba los labios con sus labios
El ritmo al que avanzaban en el recorrido de mi piel
Esa ruta del frenesí que conduce hacia el desvarío.

El poema que me inspiró.

Las intelectualas no lavan su ropa


Las intelectualas no lavan su ropa, mucho menos la planchan. No limpian nada de su casa salvo en aquellas excepciones en las que la suciedad se confunda con el vómito; a veces ni así. Las intelectualas están ocupadas en las lecturas, escrituras y análisis de la realidad a un nivel de complejidad poco accesible para los no-intelectuales.

Las intelectualas son una tribu seguidora del Fundamentalismo Racional.

Escena en Oaxaca 1



Fue apenas en vacaciones de diciembre que viajé con Juan a Oaxaca. Juan es uno de mis mejores amigos y tenemos un vínculo extraño. Nos conocimos en un taller de apreciación de cine en el Museo del Chopo cuando yo tenía 18 años. El es dos años mayor que yo. Es mi único amigo buga. Conoce mi historia desde esa edad y yo conozco algo de la suya. Es un ejemplo a no seguir, al menos por mi, y escribo esto sin intención de ofender.

Esta foto la tomé apenas en las vacaciones de diciembre que viajé con Juan a Oaxaca. Fue entre la una y las tres del mediodía, en la terraza de un hotel localizado frente a un parque. Tomé una cerveza, Juan entre 3 y 5, no recuerdo. El caso es que mencionaba con frecuencia su frase del momento, ...la gente que le tiene alergia a la vida. Se me quedó grabado. En el primer momento me sentí aludido. Imaginé malicia y era susceptible a la frase pues suelo cuidar de lo que como y lo que bebo. Ahora me gustaría que hubiera habido malicia pues mi situación actual me demuestra a mi que no tengo alergia a vivir mi vida.






Creatividad

La creatividad no se da en maceta. Yo me consideré creativo durante mi adolescencia y temprana adultez, pero la falta de disciplina y la soberbia me derrotaron.

Cuando era inmune al sexo y virgen, me vertía escribiendo cientos de páginas de cuentos y poemas. Mejor prosista que poeta, mejor poeta que narrador. Mis historias era cortas y sin gran anécdota. Plagados de ambientes líricos, la trama se extraviaba y sólo quedaba la descripción de la situación.

Al principio escribía como forma de expresión. Luego vinieron los elogios y comencé a escribir con la intención de complacer a mis lectores. Ocurrió también la crítica implacable de un amigo que fue como un machete que desbroza un terreno donde lo silvestre es un vergel. Me convertí en un páramo. Luego tuve mi primera experiencia sexual y mis escritos se convirtieron en odas al primer amante. Impublicables. A los 23 años comencé a comportarme como si tuviera catorce, o quizá menor edad que la gente de hoy. O mas bien, la gente de todos los tiempos no tiene ese grado de emocionalidad ridícula que yo observé desde los 23 hasta casi llegar a los 30.

Dejé de escribir durante varios años hasta que descubrí la mariguana. Las primeras veces que fumé a solas tomaba un cuaderno y rayaba las hojas. Salían palabras aisladas, oleadas de pensamientos inconexos cuya complejidad sólo yo parecía entender. Poco a poco recuperé el hábito y escribí 4 libros de los cuales solo uno fue impreso como tal, a los 32 años. La desidia y mi estilo de vida me han arrastrado a la esterilidad. Hasta que me mudé a Irapuato y donde, gracias al exceso de tiempo libre y la escasez de entretenimiento urbano, comenzé a escribir en blogs.

Diré qué ahora soy consciente de que la creatividad está ahí, y están las herramientas para escribir, tomar fotografías y hacer clips de video y el medio para publicar. Ya no hay pretextos ni las limitaciones que lamenté cuando tenía 18 años. Es tiempo de actuar.

Duelo

Los párrafos anteriores son la manifestación de mi duelo por esa vida disipada que antecedió a este estado. El médico internista que revisó mi diagnóstico dijo que pasaria por una etapa de negación, que no ha sucedido. La razón es que nunca hubo ingenuidad cuando fui infectado. Siempre fui consciente. Hubo temor mientras esperaba el diagnóstico, pero una vez que fue revelado una revolución en mi cabeza sucede y conlleva energía, silencio, enajenación, entrega, evasión, furor y acción. Pocas lágrimas, en verdad.

Mi mejor amigo me ha confesado temer a la prueba. Yo le digo que hay que tomar el toro por los cuernos. Mientras viví por dos años en Irapuato no quise hacérmela porque allá no habría tenido acceso a la variedad de servicios médicos que hay en la Ciudad de México y, sobre todo, no habría tenido el apoyo moral ni la cercanía de mis amigos y seres queridos. Fue allá cuando comenzé a tener sospechas de la infección, en invierno de 2006, cuando se me inflamaron levemente los ganglios linfáticos en el cuello. Conté a mi amiga Christina y ella me regaló la primera cucharada de hierbas suecas, un brebaje preparado a partir de extractos naturales que desde entonces bebo todas las mañanas. Las hierbas suecas aliviaron la dolencia y ello me dio tiempo para preparar mi retorno a la Ciudad de México. Invertí mucha energía en ese regreso. En Irapuato tenía demasiado tiempo libre y me hacía falta el estímulo de la ciudad. Los amigos que hice, si bien fueron pocos, son buenas personas que me hacen sentir bien, pero yo necesito la malicia que hay en las grandes ciudades, su aglomeración, la enajenación, su intensidad.

La semana pasada fui a una clínica especializada en HIV. La espera por 3 horas valió la pena. Ahora formo parte de un protocolo de investigación en evolución del virus ya cambio tendré que dar muestras adicionales de sangre y revelar lo más que pueda de mi historia posible de infección a un sicólogo. Tiene ventajas la situación, sobre todo por un monitoreo clínico más profundo y por el costo, que en estos tiempos es algo elevado.

Hace doce años y medio, cuando me hice la prueba por última vez, lo decidió asi porque no quería seguir jugando a una ruleta rusa. Mas bien, haría de cuenta que el único sexo posible sería el seguro y asi pasaron muchos años, sin sobresaltos, hasta que en diciembre de 2004 tuve un encuentro con una persona con quien salí por casi 3 meses y con quien tuve prácticas sexuales de riesgo. Descubrí el placer del sexo sin condón y eventualmente lo práctiqué con varios hombres más, dos en Irapuato y 4 o 5 en Ciudad de México. No podría saber quién de ellos me infectó, aunque también sospecho de un acto accidental, antes de esa fecha, en el que gotas de semen cayeron sobre mis ojos abiertos.

Hace doce años y medio no había tratamiento para la enfermedad y el diagnóstico positivo era casi una condena a muerte. Hoy el panorama ha cambiado a grado tal que los bare backers, homosexuales que practican sexo sin condón, se multiplican en los chats de internet. Los epidemiólogos del HIV predicen que la reinfección continua de un individuo con distintas cepas del virus, aunado a la gran capacidad de recombinación de éste, podría dar lugar a cepas resistentes a todos los protocolos de tratamiento existentes e, incluso, que generara cepas cuya vía de infección ya no fuera sexual.




sábado, febrero 02, 2008

Escrito el 26 de enero de 2008 en mi diario de papel

Hoy es el sábado de una semana muy intensa que incluyó luna llena el día martes 22. El miércoles 23 un evento metereológico parecido a un tornado azotó la ciudad, cortó energía en muchas zonas he hizo llover polvo y hojas muertas. Ese mismo día apareció en los servicios de noticias en internet la imagen de un humanoide captada en la superficie marciana. Ese miércoles hice un viaje de trabajo a Tlaxcala, dejé las llaves dentro del auto y caminé por 3 kilómetros en el campo en busca de un cerrajero. Y lo más importante, es que en el martes de esa semana me fue confirmado lo que ya intuía: Positivo, positivo, positivo. Lo intuía como las madres intuyen a los hijos que serán homosexuales al crecer. Tras trece años de silencio en ese sentido ahora ya tenía la certeza de que mi vida cambiaría en lo que le queda. El resultado marca un parteaguas entre quien fui y entre quien me estoy convirtiendo.No cesaré de transformarme en lo que quede de mi vida, que espero su final llegue en medio de una shavásana, para entrelazar un principio con su final previo y reencarnar en una nueva vida más hermosa, de la cual intuyo como podría ser y no desperdiciar la juventud en nudos gordianos emocionales.

Confirmaciones de vida como ésta le han de suceder a otros también, como cuando les nace un hijo, una muerte, una boda, una ruptura, un accidente. Lo mío no es accidente ni imprudencia, sino la consecuencia de no tener alergia a la vida aunque sí al sol y a ciertos pólenes. Lo mío es la consecuencia de una serie de actos intrépidos. Mientras los viví no hubo duda del riesgo. Sabía de la moderación mas vivir contenido no es algo que funcione para mi.

Me estoy volviendo cínico. Qué bien. Ya basta de chabacanería y pretensión. Manos a la ubre. Hay mucho por construir.