Yep

Estiro los brazos hacia arriba y abro el pecho. Cierro los ojos. Llevo la atención a la respiración. Imagino que el aire queinhalo va hacia esos sitios del cuerpo que están comprimidos por la tensión. Inhalo, exhalo. Mi intención es abrir esos sitios y que circule mejor aire y salgan toxinas. Inhalo prana, exhalo apana. Ciclo de vida al que pongo atención por noventa minutos, aunque esta mañana, antes de despertar, me asole una pesadilla en la que descubro trozos de alambre en mis encías que salen y salen, como en esas historias de gente que le salen agujas en el cuerpo. Despierto. Es otro día.

Tedio

El tedio es así:

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y todo lo demás se vuelve gris, sin relieve. QUizá mis vacaciones frustradas o las ganas de moverme de aquí,de irme a Oaxaca y respirar un aire más fresco. Mas no están las condiciones aún y debo hacer un esfuerzo de mucha voluntad para crearlas y escapar de esta vida que a veces siento ya no me motiva.

Estoy atapado en mi mismo, en la inercia de estos días. Uff, quizá la solución sea dejarme sentir esto para que salga y recomenzar otra vez.

Jueves

Es jueves y cayó una lluvia no prevista por el metereológico. Hay cierta pereza en mis hábitos vespertinos. Mañana será el principio de un fin de semana no tan libre pero intentaré descansar. No tengo voluntad de retomar el libro que leo ni de buscar otro nuevo. Sólo busco en los periódicos de internet la aparición de alguna noticia apasionante. Todo mientras llega la hora del sueño.

Una azucena sin olor

Esta es una azucena silvestre que puebla el cerro de Xochitecatl en Tlaxcala. Azucenas parecidas solían poblar las colinas del alrededor de Oaxaca en mi infancia. Surgen tras las primeras lluvias y era una tradición familiar salir al campo a cortar azucenas. Durante el día tenían cerrados los pétalos y era extraño verlas abiertas en el día. Al abrir, por la noche, despedían un aroma delicado que inundaba la sala de la casa.

Esta azucena tlaxcalteca no despide ningún olor y está abierta al sol. Mas el paseo por ese cerro me recordó mi infancia y mas días que he recordado en mi breve estancia en Oaxaca esta semana. Unas vacaciones que fueron interrumpidas por la muerte de una día en Ciudad de México y un tour de force que duró dos días.

Es verano del 2009. No lloverá como otros años, parece.

La vida va

Ya no me enamoro co solía hacerlo en mis veintitantos años, pero conozco hombres que me encantan. Disfruto de su compañía y soy feliz, aunque no tenga sexo con ellos. Mirar su ingenuidad y el mundo que les muestro y ellos, con ojos abiertos, me admiran, es mejor que un orgasmo ordinario conseguido con cualquiera de abunda en internet. El mundo es más ancho otra vez. Y puedo soñar sin que la experiencia sea pesadilla. Así es mi madurez.

Bici

Redescubro el placer de los paseos en bici, la espalda adolorida después pero las endorfinas exaltadas, las ganas de una ducha después y de practicar yoga para aliviar las molestias y cerrar el círculo. Chapultepec en bici es una fiesta.

Mañana

No se cuantos sábados me quedan. Hoy amanezco cómodo, bien, satisfecho mas hay inquietud detrás. Sale el sol y espero que caliente el aire de la casa. Pienso en que moriré antes de los cincuenta años y será mejor asi. Quiero guardar los mejores momentos para hoy. Ya.

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Me enamoré de ti y después ya no me importa...

Lo único que iba a ganar, después de ti, era el color de estas letras, asi como yo vivo el después.

Vivo ahora mi después como se vive el después o el antes o el presente en el budismo, como nada, no siento nada, nada es nada, de a deveras... Para tener animales así en mi vida, mejor hubiera estudiado zoología.