sábado, junio 20, 2009

Jirafa


Esta jirafa la compré pues me recuerda a los juguetes de mi infancia. Entonces el plástico era poco común y los juguetes de materiales de palma o de madera me rodearon. Tuve la oportunidad de crecer en los linderos de una ciudad y el campo, entonces jugar en la arena de un río, andar en biciclete entre senderos o caminar entre sembradíos era frecuente, asi como ver el paso de aves migratorias en ciertas épocas del año: garzas, golondrinas, y vivir esperando la lluvia, cuando las plantas reverdecían y los senderos se hacían intransitables.

Quiero mucho esta jirafa, como adoro escuchar el libro de canciones de Michael Nyman cantado por Ute Lemper esta tarde fresca cuando termina la primavera.

Otro juguete más


Este juguete apareció. Quizá alguien lo dejó como un regalo misterioso, sospecho quien fue y al descubrirlo lloré. No recuerdo en que trance sensorial estaba en ese momento y si lo echaría de menos si se perdiera. Tiene algunos años conmigo y me evoca ternura, una sensación que en mi no es frecuente.

Cerdo húngaro


Este es el recuerdo de un viaje que hizo Roberto a Hungría. Un lindo animal de cerámica que también me acompaña en la habitación. Existe un un par de gallinas que son para la sal y la pimienta que la sirvienta rompió.

Si todo aquello que quise y que se ha roto no me dejara ser feliz, hacía mucho ya no estaría en este mundo.

Fetiche


Esta es la foto de uno de los fetiches que decoran mi casa. Hace mucho que dejé de coleccionarlos, o más bien, soy más riguroso en su selección pues tengo decenas de ellos y algunos están guardados en cajas. Antes solía vivir en espacios grandes y tenía mucho espacio para llenarlos con ellos. Ahora no.

Esta muñeca me la regaló Hugo. Me dijo que la había encontrado en la entrada del edificio cuano viví en la colonia Roma. Una chica superpoderosa regalo de un chico superpoderoso. Buena asociación. Está en el quicio de una ventana de mi recámara y tiene algo de maligno y por ello combina con mi habitación.

Un Buda


Un Buda, una señal, un recuerdo, una forma de decirme: ey, esa no es la vía. Entonces me resguardo en mi cuarto, acostado en mi cama, me refugio en la lectura de periódicos, revistas, libros, como quien espera que pase el mundo alrededor sin más consecuencia, como en un eterno sábado fuera la vida.

jueves, junio 18, 2009

Atarax

Tomo una media dosis de atarax para dormir. Hoy inicié la lectura de Gomorra, de Roberto Savianno y a esta hora de la noche creo no es una lectura recomendable para mi estado de ánimo. Temo contagiarme de su árida lucidez y comenzar a mirar mi vida desde su perspectiva de explotación. Tengo cuarenta años, vivo en una casa que se resquebraja lentamente y no me veo en diez años. Vivo al día, como si esperara un desastre mayúsculo que resolviera lo que no puedo resolver por mi mismo. El insomnio quiebra mi voluntad. Me hundo en cierto desencanto. La amargura resquebraja mi sueño. Ha caído una lluvia intensa en la ciudad.

martes, junio 16, 2009

Draft.1

Pasa de la media noche y llovizna desde que me dormí a las 8.30 p.m. Vuelvo a tener sueños, pero ésta vez no han sido sueños amorfos, sino un sueño sublime que se gesta sobre las ruinas de un monumento que rememora glorias de tiempos idos. Despierto en medio del sudor habitual de los últimos días. Aún quedan reminiscencias del sueño. Recuerdo que hay algo relacionado con la concepción de un calendario no lineal del tiempo, quizá un símbolo de que estoy en una edad en la que el tiempo ya no es una sucesión de días como antes sino una etapa. Luego hay un recorrido sobre las superficies abandonadas, un discurso, un verso que se pule sobre las frases y todo ello alrededor de un extremo superior de dicho monumento, un verso que habla sobre el legado que se dejará, un escrito hipnótico en su inicio que me lleva hacia un hecho muy concreto, un proyecto que se fragua y del que soy testigo ocurrente. Luego hilo hechos del día y repaso sus eventos peculiares: una llamada telefónica, el desagüe de mi baño con problemas, la lectura de un libro sobre la psiquedelia y lo contrasto con mis intereses actuales: quiero dormir por más horas, una cita pendiente mañana, un cable de noticias, un recorrido por las calles de la ciudad que más caminé cuando era un adolescente en la ciudad que es un paseo por las instalaciones de esas instituciones fallidas del gobierno. Me imagino un rol para mi en ellas, pero es sólo eso, un rol fantástico pues sus estructuras están podridas por dentro y como se dice, es mejor derrumbarlas y construir otras encima que intentar restaurarlas.

Se que me costará dormir en paz otra vez y prefiero ocupar esos minutos en que la fiebre del insomnio breve se disipe en esta escritura. Mas el sueño me ha dado algunas pistas de hacia dónde podría dirigirme y ocuparme. Me ha dado pistas para hacia dónde podría moverme.

Se acerca el verano y la lluvia de esta noche indica un cambio de tiempos, como este sueño.

domingo, junio 14, 2009

Cae el agua

Cae un chorro de agua en la cisterna y lo escucho, confundido su sonido con el de la música clásica que suena en el radio. Más allá de eso no hay ruidos. Es domingo. El desayuno ha sido generoso y me queda aún el sabor de las tortillas de Oaxaca mezclado con el sabor del café en la boca. Hay mucho por leer hoy. Pacere será un día caluroso, como los últimos. No hay lluvia aún.