sábado, octubre 30, 2010

Las almas

Hay almas que pasan por mi casa. Su tránsito es temporal, no más allá de una hora. Ocultas tras la libido, tras la charla vanal que antecede o sucede después del sexo. Almas pasajeros, cuerpos temporales. Son míos, soy de ellos. Al final permanece sólo su rastro en una bolsa de basura, a veces en la memoria de mi teléfono y quizá haya un segundo paso por mi casa, en mi cama. He intentado más de un vez que alguna se quede por más tiempo. Afanosamente busqué y encontré y no encontré. Ese interés por la permanencia de otro se ha desvanecido. Mientras más distintos sean entre ellos, mejor para mi, pienso. Es insoportable cuando se vuelve una rutina lo que prefiero sea temporal, emocionante y único.

sábado, octubre 23, 2010

Vino, café, pasta

Tengo un dolor en espalda baja. Cansancio. Pocas horas de sueño. Un poco de estrés y un poco más de rabia. El tiempo de sábado lo uso para sentir aquello que usualmente no puedo entre semana. Hoy, caminando en mi tiempo libre, me pregunto si vivo para trabajar nada más. Sintiendo lo que cuando más joven no quise de mi vida. Con cierto rencor, quizá amargura. Ja. No tengo planes ni ideas de a dónde ir o qué hacer. Sólo seguir. Tan triste.

domingo, octubre 17, 2010

Aterrizaje

Sucede sobre todo los sábados antes del mediodía. Despierto, desayuno ligero y voy al gimnasio a hacer ejercicio. Camino a casa, está ese ímpetu, esas ganas de sentarme a escribir. Todo inicia con una palabra que se va hilando con otras y genera un frase que repito, una y otra vez, como en los tiempos en que así ocurría la escritura. Después nada, sólo silencio.

Este silencio lleva muchos años sobre mi. Las palabras están por ahí, supongo, gestándose. Al principio me llenaba de angustis hasta que deje que el vacío se apoderara de este espacio. Vino la culpa, la insatisfacción, la dedicha por esta incapacidad. Tuvieron que ocurrir muchos eventos, violentos algunos, tristísimos otros, para tranquilizarme y olvidar que algún tiempo la escritura era una fiebre que ocurría a diario, que era una fuente inagotable. Ahora el manantial está seco y pienso en esos muchos otros manantiales del mundo que se han secado porque los bosques no existen más, o porque pusieron tubos para alimentar a las ciudades y no brotan más a la superficie. Quizá por eso me gustó la temporada de lluvia de este año, pese a las inundaciones: arroyos antiguos volvieron a arrastrar agua en su cauce. Quiero escaparme, pues, hacia un sitio donde pueda aislarme y ver si mi manatial de palabras resurge, antes de que sea tarde, antes de que vengan la vejez, la muerte.

domingo, octubre 10, 2010

Sunday & wine

Domingo y vino. Vino el domingo. Checo la fecha del último post y me fustigo por mi indolencia. Me ha movido la concesión del premio Nobel a Mario Vargas Llosa. El si es un escritor que logró, contra viento y marea, seguir con su vocación. No como yo, que claudiqué.

¿Soy un hombre infeliz? No lo creo. He tenido momentos sin dicha ni satisfacción, como todos, pero infeliz no soy. No por la falta de una pareja, ni por carencia de una carrera artística. Al final de cuentas, el balance es: tomé la decisión más adecuada. El entorno que me rodeó en ese tiempo influyó mucho en ello. La cultura en este país, el arte, está supeditado por la burocracia oficial, como muchas cosas, y preferí una carrera distinta. Luego otra. Ahora, sin embargo, el saber reconocido a un hombre queme deslumbró con su literatura y que siento de alguna forma cercano, a quien admiro, me mueve.

Me mueven cosas. Quizá porque se cierra el año y tengo ganas de hacer un viaje personal. Solitario. Escribir. Montarme en un avión, desconectarme y sumergirme en mi.

¿Cuál será el destino de ese viaje?