sábado, abril 30, 2011

Road to nothing


Camino hacia la nada. Me aproximo hacia un final que esta vacío de forma y contenido. La disolvencia total. No hay nada más en el allá. Todo lo que pudo haberme pasado en sueños ya ocurrió. La vida es una enfermedad que se cura al extinguirse. Cuando ya no esté aquí será dormir sin consciencia. Se acaba, se va.

Donají


Fue la víctima de una falsa alianza entre señoríos zapotecos consumada a través de una boda. La traición culminó con su asesinato. Hallaron su cabeza, incorrupta, a las orillas del ríoAtoyac. Del orificio de un oído surgía una azucena. El escudo de la ciudad de Oaxaca porta su imagen.

I am the one and the only....

Soy el creador de esta imagen. Yo la vi. Nadie más. Quizá se parezca a imágenes creadas por otros. No lo sabía ni me importa. Es posible que todo esté dicho, pero no para mi. Así como tampoco creo a los entrenadores de gimnasio que deba tener un cuerpo similar al de ellos. No disponemos del mismo tiempo, no padecemos de los mismos vicios -ni las mismas enfermedades-, ni gozamos de los mismos placeres como para que crean que seguiré sus instrucciones. Tomo del mundo lo que me gusta y lo que está al alcance de mis posibilidades. No hay más.

viernes, abril 29, 2011

Lustless?

¿Sin lujuria? ¿Sin gusto por la existencia? Si se estima que el próximo año habrá 7 mil millones de habitantes en este planeta ¿Tiene relevancia alguna mi vida? ¿O la tiene simple y sencillamente porque el mundo que percibo es una mera ilusión, cosa que presiento desde que era niño?

Y si asi fuera ¿Por qué este estado sin ánimo? ¿En qué momento me aburrí de mi mismo?

sábado, abril 09, 2011

La alegría de los otros

No entiendo la alegría de los otros al grado que incluso me parece intolerable. La amargura está dentro de mi ser desde muy corta edad. No es envidia hacia el bienestar de los otros, sino simplemente una noción de que ese estado es transitorio, iluso, etéreo. Las personas que son eternamente felices me parecen estúpidas. Los que llegan a la mediana edad creyendo en la felicidad también. Mas esta amargura que tengo la sé disimular bien. Sólo los más cercanos la perciben.

He llegado a una edad en la que prefiero pasar mi tiempo libre solitario. Ya no me entusiasma nada, sólo alegrías momentáneas por eventos materiales. La música, el descanso, el sueño, el vino. pero detesto ver fotografías de otros mostrando su felicidad.

Estoy convirtiéndome en alguien peor de lo que he sido.