sábado, junio 18, 2011

La era del plástico

Mi madre me contó cuando llegó a su vida la primera bolsa de plástico. Era un lujo, accesible para pocos. La gente de esa época estaba fascinada con la suavidad al tacto, la transparencia, la resistencia. Era el objeto de deseo de todos y sólo quienes tenían contacto con lo cosmopolita tenían acceso a él. Antes del plástico el mundo era de papel, metal o tejidos de origen vegetal y cuero. Me contó esto mientras acomodaba el cerro de bolsas de plástico que abundan ahora en su cocina. En cambio, una de mis primeras lecturas fue sobre la preocupación de la contaminación causada por el exceso de plástico, por su inmortalidad, efecto de su resistencia.

A medida que crecí fui buscando tener el menor plástico posible. Mi casa abunda en materiales naturales, madera, fibras vegetales, el menor plástico posible. Las paradojas del mundo.

domingo, junio 05, 2011

Promesas

Prometí tanto a tantos, que olvidé de cumplirme a mi mismo mis promesas.

Por eso deambulo ahora en las madrugadas de mi tiempo libre, buscando el agua que no saciará mi sed. Por eso envejezco mirándome joven en el espejo, porque la promesa no cumplida se ha convertido en un acicate para mi propia soledad.

No es lo mismo pero es igual

Gracias por el fuego, le digo a mi joven amigo. Si, porque no hay mejor manera de enfrentar la realidad ante los jóvenes que llamarles así, jóvenes, y nosotros, fuera máscaras, llamarnos viejos. Basta de hipocresías. Ellos si resisten el fuego de la vida una noche tras otra. Nosotros ya no podemos. Por más que pongamos resistencia. Lo más sabio es escuchar al cuerpo y si queremos que éste no nos traicione pronto, enfocarle la energía. Es de necios pretender ser jóvenes y sabios. No es compatible. Prefiero ser un viejo sabio que un viejito coqueto.