domingo, noviembre 20, 2011

Fin de semana minimalista

Ya no es octubre. Hace dos años era octubre y tenía un amigo. Compartíamos placeres personales, sin contacto físico. Experiencias psicotrópicas. Y también paseos. Me miraba con curiosidad. Me congratulaba de tenerlo cerca. De compartir el tiempo libre con él.

Ese amigo murió de forma fortuita. Se fue como quien se muda a un país lejano y no volverá, como un fugitivo que borra su rastro para evitar ser recapturado. Fue dolorosa esa partida, sin adiós.

Hoy voy a recordar que hace dos años lo conocí. Lo velaré este otoño al que sólo se le reconoce por la luz y no por la temperatura. En silencio.

Día feriado

Los días feriados son para romper la rutina, para escaparnos de la agenda, para dormir tarde, o desvelarse, o comer demasiado o nada. Para desintoxicarse de las obligaciones rutinarias, del deber.

Los días feriados son para enaltecer el espíritu y asomarse a esa vida paralela y subterránea que quisiéramos experimentar.

sábado, noviembre 12, 2011

Reencuentro con el Yoga

Me reencuentro con el Yoga a través de una secuencia muy simple: surya namaskar. Saludo al sol. Observo mi cuerpo en la práctica y lo percibo lleno de energía contenida, de fuerza, de energía que no sabe cómo desbocarse. Reconozco que he estado más enfocado en mi relación con el exterior que con mi interior. Gracias a la canabaína fresca que he conseguido de un querido amigo al que hoy le celebraré el cumpleaños.

Me espera una ducha nocturna, tibia, antes de la fiesta. Al salir a la calle, camino al supermercado por los últimos accesorios para la fiesta, vi la luna llena teñida de rojo atisbar sobre la ciudad.

Monetizar

Hacer dinero con lo que escribo. Suena tentador pero difícil ¿Habría quien estuviera a dispuesto a pagar por leerme? No lo creo probable.

Lo mejor de escribir es que es gratis y hoy en día, es posible publicar al instante. Ser leído es otra cosa, esa es una industria, un modus vivendi, un azar.

domingo, noviembre 06, 2011

He came

Vino a casa con toda la prontitud que la libido presta a las almas. Mas también le movía el entrar a mi casa, tocarme y emitir su diagnóstico: soy alguien que no se perdona a si mismo. Ja. Seguro que si no le hubiera confesado sobre mis dudas sobre la pràctica de Yoga que se imparte actualmente, si no hubiera sido crítico con uno de sus sustentos, el diagnóstico habría sido distinto.

Sólo vio de mi la lujuria del treintañero insatisfecho que todavía me habita.

Vio en mi, pensando que era yo, la ansiedad que oculta en su mente con sus respiraciones profundas y mantras.

Es posible que yo sea arrogante, pero la arrogancia del visitante no me impedirá el sueño.