domingo, julio 29, 2012

Domingo 29

Domingo, dulce domingo. No me interesan las obligaciones del ejercicio físico. Dejo que el colesterol y los triglicéridos hagan su trabajo. Me olvido de ello. Un ataque cardiaco o la alta presión acabarán conmigo, sino es que un accidente, un terremoto, un crimen. La muerte natural ya no parece opción para mi.


Dejar que el alcohol y las drogas me entretengan en el tiempo libre. Permitir que la indolencia hacia mi mismo sea quien dicte la decadencia física. Ya no sueño, ya no tengo ilusiones, todo eso se ha extraviado en las olas.


Pude estar ahora en un taller de Yoga y enfocarme en técnicas de restauración. No pude, no quise, no quiero. Pude muchas cosas que decidí no hacer. Vivir como he querido es mi desconsuelo y remedio a la vez.


Soñar... seguir soñando pero como proceso neurológico, no como anhelo. 

sábado, julio 21, 2012

Cello

Un sábado excepcional: inicia con una clase de Yoga que al principio me pareció dura y que hasta pensé abandonar. Un desayuno vasto y delicioso y después toda la mañana en reposo, escuchando música de celo y piano, Bach, leyendo, descansando, sintiendo esa pausa de la lluvia que nos ha dado el clima de este verano. No hay emociones tristes, sólo una calma especial, un gusto porque el tiempo se deslice hacia la nada.

domingo, julio 08, 2012

Agua

Hay agua en todas partes, en el cielo en forma de vapor, en los charcos, en la humedad que alimenta al musgo de las aceras y las cicatrices del pavimento. Hay agua en en mis zapatos, en el aire, en mi espíritu que, húmedo, sólo busca más agua en todas sus formas posibles: potable o mezclada con alcohol. Hay agua en mis sueños, sobre todo en aquellos que se prolongan por más de doce horas, cuando me recupero de mis desmanes nocturnos que me empujan a ver de amanecer a amanecer sin descanso.


Hay agua mientras viva. Cuando muera, cenizas seré.