
Esas cajas guardan ilusiones acorazadas, deseos de muchas noches estrelladas y luz lunar en algunas, de amaneceres no previstos a la intemperie. Esas sillas hablan de fiestas que vendrán donde se reposará la alegría del baile y en la mesa se servirán las viandas y las bebidas para la embraguez que durará quien sabe cuánto.
Esas paredes serán vestidas por las fotografías de la memoria, y serán lavadas en aquellas tardes en que se extrañará el abrazo cálido bajo sábanas protectoras de un cielo gris y frío.
Concreto quedará al vaciar la casa de esa templanza rota.
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