
Era antes de mediodía y me había quedado de ver con Ricardo en el atrio del templo de La Soledad. Segunda vez en la vida que me citaba en una plaza pública. O quizá la tercera. Una vez me citó en cierta esquina del Zócalo de Oaxaca, donde solía aparcar su moto. El tenía una moto. Había atravesado la sierra en ella. Siempre ha sido un hombre intrépido. Siempre ha sido un gran hombre.
1 comentario:
Y tambien ha sido una gran mujerssssh!
Publicar un comentario