domingo, marzo 15, 2009

Días con jacarandas


Entra el temor por la ventana abierta. Viene desde el mismo aire donde florean las jacarandas. Trae visiones de abismos, memorias de los rayos que asolaron mi universo previo a los 30 años (hace diez). Mi aliento es pesado esta mañana, consecuencia del desayuno de carne tras el rito de purificación que parece no ser ya más.

Estoy intoxicado de paz, pareciera, de bienestar artificial. Me quedo guardado horas largas entre el sueño y el encierro, en espera de un tiempo del sol benigno.

Escamas de cicatrices extraviadas.

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