jueves, febrero 19, 2009

Sin juicio

He pasado los días aciagos de la pérdida forzada del juicio. Ya no está en mi cuerpo un vestigio del tiempo arcaico. En lo contemporáneo, habré de tener un hueco hacia el final de mi maxilar inferior derecho. Restos de alimento podrán usar ese sitio que se hará inadvertible.

Viene un tiempo distinto y duermo con los ojos abiertos. El sueño de la vida lo aprehendo, sabiendo que es maleable como un alambre de cobre. Hay un fin como hay un principio. La rueda solo gira para los condenados.

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