sábado, julio 21, 2012

Cello

Un sábado excepcional: inicia con una clase de Yoga que al principio me pareció dura y que hasta pensé abandonar. Un desayuno vasto y delicioso y después toda la mañana en reposo, escuchando música de celo y piano, Bach, leyendo, descansando, sintiendo esa pausa de la lluvia que nos ha dado el clima de este verano. No hay emociones tristes, sólo una calma especial, un gusto porque el tiempo se deslice hacia la nada.

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