martes, diciembre 18, 2012

Tramitology

Nací con un número indefinido que cumplir en la vida. Desde el primer minuto, mis padres estuvieron obligados a registrar mi nacimiento y, junto con el acta que daba fe del mismo, venía un carné de vacunación con citas de fecha indefinida pero que deberían ser satisfechas para garantizar una infancia sana que me permitiera crecer y madurar para seguir satisfaciendo los trámites que la vida me tenía destinado a cumplir, de una forma u otra, a su debido tiempo o con retraso, con penalizaciones o descuentos, pero que son ineludibles. 

Por algo se recomienda que, para prevenir algún desastre, tengamos en una bolsa de mano y accesible los documentos que acreditan nuestra personalidad así como los trámites más importantes que hemos hecho en la vida. Hay que incluir el testamento, si es posible. Números de pánico en el teléfono celular, cartillas de identidad, acreditaciones de propiedad. Deseable el tener incluso los datos de a dónde enterrar el cadáver si ocurriera una muerte súbita. Y los comprobantes de pago, debidamente organizados. Para que no me alcance la muerte con un documento que retrase mi sepultura.

Habré de incluir también la frase que quiero sea mi epitafio: nací, crecí y dediqué mi vida a satisfacer un número indefinido de trámites excepto los post-mortem. Esos les tocan a otros. La muerte es un mero trámite también para quedar bien con la eternidad.

No hay comentarios.: