Por algo se recomienda que, para prevenir algún desastre, tengamos en una bolsa de mano y accesible los documentos que acreditan nuestra personalidad así como los trámites más importantes que hemos hecho en la vida. Hay que incluir el testamento, si es posible. Números de pánico en el teléfono celular, cartillas de identidad, acreditaciones de propiedad. Deseable el tener incluso los datos de a dónde enterrar el cadáver si ocurriera una muerte súbita. Y los comprobantes de pago, debidamente organizados. Para que no me alcance la muerte con un documento que retrase mi sepultura.
Habré de incluir también la frase que quiero sea mi epitafio: nací, crecí y dediqué mi vida a satisfacer un número indefinido de trámites excepto los post-mortem. Esos les tocan a otros. La muerte es un mero trámite también para quedar bien con la eternidad.
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