domingo, noviembre 21, 2010

Otoño sin islas

La ausencia de agua te alejó, ángel. No tengo mar ni lago ni arroyo donde refresques tu sed, no cuando vienes con el polvo de las estrellas a embriagarme, no así. Habrá mar alrededor nuestro cuando vengas de nuevo, con los pies en la tierra, sin alas, sin expectativas. Entonces te mostraré los acantilados y las playas, la arena.

El oro será nuestro.

No hay comentarios.: