domingo, septiembre 29, 2013

Freak

Freak. 

Pude haberte buscado con esa frase en las páginas de encuentros homosexuales que frecuento y jamás pude haberte hallado. Eras un secreto a voces, un mito, un personaje que aparecía y no, que estaba y no, de quien se sabía poco. Asi como yo. Comencé a saber de ti más que los otros. Tu comenzaste a saber más de mi. Comenzamos a saber más el uno del otro. Nos leímos. Nos supimos. Supimos de qué flanco éramos más débiles. Supimos de nuestras neurosis particulares. No supe mucho de tus miedos, pero creo los adiviné y es por ello, que al manifestarlos ante ti, me borraste de tu vida.

Lo nuestro acabó como una vulgar relación de secundaria, lo que siempre evitamos que fuera. Y fue culpa de los dos.

Yo no se a ti como te fue. Un día leí más detalles de los transtornos de personalidad que tenían las personas como tu y entendí muchas cosas. Muchos de mis silencios, muchas de tus palabras, mucho de la forma en que llenaste el vacío que tenía en mi vida. La forma en que lo inundaste de palabras, de música, de teatro, de anécdotas de familias y de tu vida. Y es ese vacío repentino que hay ahora lo que me atormenta un poco, mucho y nada, lo que me empuja a llenarlo de mil formas y una de ésas es ésta, con palabras, con la misma fiebre de llenar el mundo de palabras que tu me contagiaste sin yo darme cuenta. Que tu renovaste en mi sin que yo me diera cuenta. Ese inóculo.



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