sábado, noviembre 08, 2008

Composición a cuadros


Hoy es un sábado más de convalescencia. Parezco salir de un cuadro de malestar para saltar a otro, a través de un pico de euforia. Subo y bajo. Primero la piel, luego los pulmones, luego el estómago, así. Mas también me he reencontrado con el placer del ejercicio. Es posible que mi corazón, exaltado por los latidos acelerados, haya bombedo sangre a sitios donde el mal estaba agazapado y éste se ha manifestado durante su salida del cuerpo.

Recuerdo que cuando era niño solía ser demasiado enfermizo. Muchas consultas médicas, algunas intervenciones por parte de curanderas hasta que finalmente la solución vino al beber sangre de toro fresca. Yo era de los niños asustados que hacían una fila en espera del vaso con sangre del toro que era sacrificado a la vista de nosotros, un cuchillo lo hería en la yugular y del chorro salía el líquido que nos daría salud.

Hoy leí en el diario la noticia del hombre al que le fue transplantada la médula con células de otro hombre resistente al VIH. Lleva 600 días sin la presencia del virus. La historia se repite a si misma. Mi solución será alimentarme de la médula de otro hombre. Una solución que por ahora parece inalcanzable y lejana pero que si pongo empeño puedo conseguir. Sangre de un toro sano. Otra vez.

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