domingo, julio 24, 2011

El día que hallaron muerta a Amy Winehouse

El día que hallaron muerta a Amy Winehouse no llovió como suele hacerlo a finales de julio en la Ciudad de México. Ese día había una fiesta por el cumpleaños de una amiga en un bar. La noticia de la muerte de Amy Winehouse me sorprendió, pese a que todos sabíamos que más temprano que tarde este evento ocurriría. No lo esperaba un sábado a mediodía, cuando mi ánimo estaba predispuesto a bailar esa noche. La fiesta fue demasiado seria para mi gusto. Yo percibía que la escenografía del sitio, un bar en un hotel de los 70´s, era un buen aliciente para la melancolía. La alfombra vieja, los diseños geométricos de la iluminación, la formaica de las mesas, todo fomentaba la contención. Era como si los convidados estuviéramos de luto y diéramos adiós a la diva-basura que iluminó con su voz momentos de placer, y que seguirá alumbrando más momentos de sensualidad decadente, pistas de sonido para viajes personales aderezados con alcohol y drogas blandas porque ella, Amy, nos ha dejado como lección que probar las drogas duras pueden ser el portal hacia la perdición.

Un día después de que Amy Winehouse fue hallada muerta en su departamento en Candem, desperté tarde. Aún no había escuchado su música de nuevo. Aún no había tenido oportunidad de sentirme con la melancolía por su muerte. Si, como muchos, esperaba su tercer disco. Anhelaba que retornara a endulzarnos la vida con sus maullidos de gata en celo. Ese día, domingo, salí a andar en bicicleta y me atrapó la lluvia. Llegué a casa empapado. Tomé una ducha con agua caliente y unos tragos de tequila. Puse su disco Frank, que es el que más me gusta, por que es el menos reconocible, pues me gusta su imagen de diva borracha en la portada, la que deja sus zapatillas en cualquier lugar para continuar la fiesta descalza, fumando más, bebiendo más, comiéndose la vida a puños.

Ese día ya había más artículos sobre Amy Winhouse en los medios digitales. Más tweets, más posts en las redes sociales, más descargas legales e ilegales y más vistas a sus videos en Youtube que antes que muriera. Imagino las fiestas de los adolescentes, veinteañeros y mayores que vendrán, donde nos emborracharemos y fumaremos y nos drogaremos mecidos con su voz, y que querríamos haberla acompañado junto a los jóvenes noruegos que, como cortejo, la acompañan en el mismo barco guiado por Caronte en el camino hacia el Hades. Amy Winehouse es la versión contemporánea de Orfeo en los infiernos. Ella canta e ilumina con su voz esos territorios.

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