jueves, mayo 01, 2008

Citalopram


Bue día, citalopram. Una vez más nos reencontramos, diez caños después, en circunstancias muy distintas. Hace diez años mi inmadurez me empujó al hoyo de la depresión y gracias a citalopram emergí de él; al principio como si fuera alguien de cartón, pero fue el disparo inicial para salir del agujero donde no había opciones de salir. Ahora ya no es el citalopram original, sino la versión genérica hecha en la India y con la mitad de la dosis para minimizar los efectos para mi hígado. Consulto en internet y la información obtenida me tranquiliza. Citalopram tiene baja interacción medicamentosa y eso de tomar media tableta es lo mejor. El efecto placebo ya tiene sus consecuencias. Esta mañana ha sido hermosa, con arrebatos de euforia y optimismo, alegría hacia el presente, aceptación. Lo tomaré para reducir la fobia social que aleja a mis conocidos y comenzar a hacer planes para el futuro, para dejar las pesadillas obsesivas que me aquejan y los estados de mal humor que me hacen que pese el abrir los ojos todas las mañanas. Miraré las manchas en mi cuerpo y ya no escupiré al cielo. Bienvenido de nuevo, citalopram.

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