sábado, junio 21, 2008

Cuento para la tarde del Solsticio de Verano

La luz del mediodía es brillante. Mi mirada está un poco miope, no por razones naturales, sino a fuerza de fijar el fojo en la pantalla de las computadoras. Ea, también la edad influye, y el acoso incesante de la mente que nome permite estar consciente de respiración, mirada, movimientos. Soy de ideas tan fijas y sentidos tan estrechos. Mas algo pasa este día extraño que estuvo antecedido por sucesos raros: hay una energía pesada en el ambiente ¿Será que el sol está en un ciclo de radiación extrema? Antenoche los mensajes que enviaba por celular no salían al primer intento, y después supe que no llegaron o su arribo al destinatario fue con retraso ¡Ah, el verano! Y no es que me considere supersticioso, pero tan malo es no alumbrar al santo como quemarlo. Estar alerta a las señales del tiempo es una de mis manías secretas.

Día propicio para podar plantas, para regarlas y siembras. También es el día de la música y eso si ha sonado en mi casa todas estas horas. Es día de descanso, me recupero de los efectos secundarios de la terapia basada en electropuntura que ayer por la tarde me aplicaron y que siempre me relaja a un extremo cercano al agotamiento. Mas el regreso de mi energía me conduce a un escalón más hacia arriba. Atrás quedaron los días de cama, sueño y tristeza. Hoy hay sol hermoso por tercer día consecutivo. Así como hay que dejar descansar los músculos después de mucho ejercicio, que el sol seque lo que se mojó durante días hace que el verano sea disfrutable.

Se antojan vacaciones. El cuerpo lo pide. Mis sentidos exijen lo mismo. Habrá fotso de ese viaje. Comenzaré a planearlo.

No hay comentarios.: