sábado, febrero 02, 2008

Escrito el 26 de enero de 2008 en mi diario de papel

Hoy es el sábado de una semana muy intensa que incluyó luna llena el día martes 22. El miércoles 23 un evento metereológico parecido a un tornado azotó la ciudad, cortó energía en muchas zonas he hizo llover polvo y hojas muertas. Ese mismo día apareció en los servicios de noticias en internet la imagen de un humanoide captada en la superficie marciana. Ese miércoles hice un viaje de trabajo a Tlaxcala, dejé las llaves dentro del auto y caminé por 3 kilómetros en el campo en busca de un cerrajero. Y lo más importante, es que en el martes de esa semana me fue confirmado lo que ya intuía: Positivo, positivo, positivo. Lo intuía como las madres intuyen a los hijos que serán homosexuales al crecer. Tras trece años de silencio en ese sentido ahora ya tenía la certeza de que mi vida cambiaría en lo que le queda. El resultado marca un parteaguas entre quien fui y entre quien me estoy convirtiendo.No cesaré de transformarme en lo que quede de mi vida, que espero su final llegue en medio de una shavásana, para entrelazar un principio con su final previo y reencarnar en una nueva vida más hermosa, de la cual intuyo como podría ser y no desperdiciar la juventud en nudos gordianos emocionales.

Confirmaciones de vida como ésta le han de suceder a otros también, como cuando les nace un hijo, una muerte, una boda, una ruptura, un accidente. Lo mío no es accidente ni imprudencia, sino la consecuencia de no tener alergia a la vida aunque sí al sol y a ciertos pólenes. Lo mío es la consecuencia de una serie de actos intrépidos. Mientras los viví no hubo duda del riesgo. Sabía de la moderación mas vivir contenido no es algo que funcione para mi.

Me estoy volviendo cínico. Qué bien. Ya basta de chabacanería y pretensión. Manos a la ubre. Hay mucho por construir.


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