sábado, febrero 16, 2008

Le voyage acide



Después de tántos años de mover el abanico, no me asustan los efectos secundarios de los ARV sobre el sistema nervioso central. Tantos años de torcer el cuerpo y practicar posturas de Yoga, de tener noción de la respiración, de saber distinguir tonos de realidad que ¿me la estoy pasando mal? No. Todo es una exploración en un nuevo viaje al que muchos años temí.

Tengo boleto en un viaje de primera clase, el mejor boleto que pude conseguir. Quizá me molesta el hecho de no poder bañarme a gusto hoy por la herida de la biopsia que tengo en la pierna, pero no hay necesidad, hoy por hoy, de tal baño. Puedo estar en casa leyendo, recostado, bebiendo agua, navegando en internet, rascándome la panza, tirado... un fin de semana inusual, el primero inmerso en el coctel de ARV.

Viaje ácido del pasado ¿qué viajes me depara el porvenir?


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